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La imagen recorrió el mundo. La tarde del 2 de diciembre de 1993, el narcotraficante más famoso y buscado del planeta, Pablo Escobar, caía abatido por las fuerzas del orden colombianas, mientras intentaba huir por los techos de una casa en el barrio Los Olivos, de Medellín. Esa misma noche, el entonces mayor de la policía Oscar Naranjo se sintió realizado, gracias al sofisticado sistema de inteligencia electrónica dotado de complejos mecanismos de localización satelital -que él se había encargado de montar para los servicios de inteligencia de su país- el capo narco pudo ser dado de baja. Tras los festejos y las sonrisas prodigadas entre sus camaradas, regresó a casa con la satisfacción del deber cumplido, su esposa Claudia lo esperó para darle la última felicitación.Pero Naranjo no había actuado solo, sus compañeros de labores en la misión Escobar fueron sus camaradas de armas, el cartel de Cali enemistado con el capo narco, la agrupación narco-paramilitar 'Los Pepes', la CIA estadounidense y una de sus tantas dependencias infiltradas profusamente, la DEA.
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